El peligro de endeudarte para gastos corrientes
Si en el pasado el pinchazo de la burbuja inmobiliaria provocó una triste etapa de desahucios y una severa crisis hipotecaria, hoy la facilidad de acceso al crédito al consumo hace temblar nuevamente los cimientos de la economía doméstica. Los últimos datos de solicitudes de reorganización financiera familiar reflejan que más del 30% de las mismas son para afrontar pagos corrientes como la alimentación, el transporte o la vestimenta, lo cual resulta bastante peligroso en el corto y medio plazo, y más aún con las vacaciones del verano y la cuesta se septiembre a la vuelta de la esquina.
La avalancha de tipologías de préstamos, entre los minicréditos, los créditos rápidos, los preconcedidos, los de los establecimientos comerciales o las tarjetas revolving, hace que el consumidor tenga una falsa percepción de la realidad y erróneamente crea que si se los conceden es porque es apto para hacer frente a los pagos. Craso error. Algunos de los emisores de estas modalidades no cruzan datos para comprobar el perfil de riesgo del beneficiario con otras entidades, ni revisan los listados de morosos como Asnef o el recién creado Registro de Morosidad Judicial. Es más, ese dinero sin condiciones tiene su contraprestación con unos elevados intereses, en algunos casos, en el grado de usura.
En este contexto, y a la luz de las cifras, las señales de alerta se han encendido en el Banco de España, que ya cuantifica la tasa de morosidad de préstamos al consumo por encima del 17% y el importe de los saldos vivos (lo que se debe) ha pasado de los 162.546 millones de euros a los 183.529 millones en un lustro.
La consecuencia de todo esto es el sobreendeudamiento desordenado o mal endeudamiento. Ante este escenario, estas son las recomendaciones para mantener una disciplina de pago que no nos quite el sueño y reconducir la economía doméstica:
- Haz un presupuesto de tus gastos fijos y variables para saber lo que puedes ahorrar. Tienes que tener en mente la creación de un fondo de emergencia para afrontar imprevistos y otro para que puedas ir acumulando dinero para el ocio. Para ello es conveniente generar el hábito del ahorro, convirtiéndolo en un recibo más al mes, como si fuera el del teléfono o la luz. Un buen punto de partida es destinar un 10% de tus ingresos a este concepto.
- Poner cordura y no gastar más de lo que se tiene, abonando las compras con tarjeta de crédito a los 30 días y no aplazando las mismas como si de un crédito al consumo se tratase. A lo sumo, prolongar a 90 días la devolución. Algunas entidades financieras disponen de tarjetas con plazos de cancelación más amplios y sin intereses.
- Si se tiene que recurrir a financiación comparar productos, ya que los intereses de los préstamos personales son sensiblemente inferiores que los del aplazamiento de las tarjetas de crédito o las revolving. En concreto, 8% versus 20%. Los de las entidades que dan minicréditos y créditos rápidos están en la categoría de abusivos.
- Si ya se está en una situación complicada de sobreendeudamiento, con numerosos créditos de distintas procedencias y con costes muy elevados, no tiene ningún sentido solicitar un nuevo préstamo para saldarlos. La solución es la agrupación o reunificación de deudas. Es una alternativa ventajosa, ya que además de reducir la cuota total a abonar al mes, se pagan intereses más bajos al juntar todos los créditos bajo el hipotecario, donde los préstamos a tipo fijo están alrededor del 2%.
Para llevar a cabo una refinanciación hay que acudir a un intermediario financiero, como la Agencia Negociadora, para lograr aunar los créditos que se tienen con diferentes entidades bajo el de la vivienda y conseguir pagar cómodas cuotas de hasta un 80% menos al mes, ampliando el plazo de devolución. En función del mismo se puede, incluso, llegar reducir el coste total de los créditos.
No caigas en las trampas del crédito fácil y disfruta de las vacaciones usando con cabeza las diferentes fórmulas de financiación al consumo, para que a la vuelta del verano no te lleves sustos que te hagan más difícil subir la cuesta de septiembre.