09/09/2018, La Voz de Galicia, R. Santamarta.

La vuelta a la rutina, a las puertas del otoño, viene con pagos previsibles, como impuestos municipales que se concentran en la última parte del año, o los costes de la vuelta al colegio; y con otros mayores de lo aguardado, como está sucediendo con la luz o los carburantes este año. Y algunos, inesperados, por olvidados. El principal, el de las tarjetas de crédito. El pago con esta fórmula se ha generalizado en los tres últimos años, sobre todo en los meses estivales, buscando la comodidad de aplazar el coste de las vacaciones o de blindarse con alguno de los seguros asociados que traen esas tarjetas.

El caso es que el grueso de los cargos derivados de esos pagos llegan ahora, estas semanas, y pueden asestar otro considerable golpe a la economía familiar en un momento en el que se juntan con la ya temida cuesta de septiembre. El abuso de este dinero de plástico en diferido está detrás del 30 % de los casos de inestabilidad financiera en los hogares, según un informe de la Agencia Negociadora sobre un panel de 42.000 familias.Las propias entidades financieras admiten que el uso de estas tarjetas está creciendo mucho más que el de las de débito, a un ritmo de entre el 15 y el 20 % en los meses de verano. Y los bancos están ofreciendo muchas más. Los datos oficiales constatan esa prevalencia: nunca antes se habían despachado más tarjetas de crédito: hasta 52,3 millones hay hoy en circulación en el país, según el Banco de España. El doble que de débito. Solo en el 2017 se movieron 68.600 millones de euros tirando de esta fórmula de pago a crédito, un 10 % más en un año, y prácticamente el triple que a mediados de la década pasada. Se contabilizaron 1.400 millones de transacciones el ejercicio pasado. Son cifras que no se habían visto nunca. Otro dato que refrenda esta situación: hay hoy prácticamente 1,8 millones de terminales de pago de tarjeta en comercios y restaurantes españoles, a un ritmo de crecimiento del 5 % anual.

Resultado: más endeudamiento

«Utilizar los sistemas de pago tradicionales, por ejemplo el de una cuota fija al mes, supone aplazar siempre todo el gasto realizado con la tarjeta, y esto normalmente nos lleva a utilizar más crédito del que realmente necesitamos», avisa la asociación de consumidores OCU.Dicen informes de pequeñas financieras que entre un 40 y un 45 % de los ciudadanos tiran ya de préstamos -de la tarjeta, principalmente, pero también de microcréditos, a un interés disparatado- para pagarse las vacaciones estivales. Y esto se traduce en un mayor endeudamiento de las familias. Los datos del Banco de España revelan que, al inicio de este verano, la deuda en consumo había crecido para volver a niveles previos al rescate: 181.000 millones de euros. El crecimiento del dinero a crédito para consumo personal lleva así encadenando ocho meses de crecimiento interanual por encima del 6 %.Los bancos están ofreciendo ya fórmulas para ir aplazando el pago de la tarjeta en varias cuotas, incluso con tasas de interés a cero. Pero, ojo, porque en otras ocasiones esas cantidades pagadas en varios plazos pueden conllevar intereses por encima del 10 %, además de comisiones por gestión que encarecerán aún más ese reintegro.

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