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¿La hipoteca no te deja dormir, se te cae el pelo? Tienes el síndrome de ansiedad financiera

07/10/2023, El Confidencial, E.Sanz

Ramón y su mujer, Marta, compraron una casa hace cinco años, cuando los tipos de interés aún estaban en terreno negativo y la cuota de su hipoteca variable estaba bajo control. Con dos trabajos y dos sueldos, ambos podían darse el capricho de irse de vacaciones todos los veranos, apuntar al campamento de verano a sus dos hijos y, por qué no, salir a cenar alguna vez al mes.

Desde hace ya más de un año, con el incremento de los tipos de interés, la escalada imparable del euríbor, el aumento del precio de la luz, la gasolina, la cesta de la compra y un largo etcétera, han visto cómo su capacidad adquisitiva se ha ido resintiendo poco a poco y, aunque este matrimonio no se ha visto obligado a recurrir a tarjetas de crédito extra ni a préstamos personales para seguir manteniendo su nivel de vida, lo cierto es que a los dos les empieza a costar conciliar el sueño.

Ramón y Marta revisaron el mes pasado su hipoteca y recibieron malas noticias. Su cuota mensual pasará de 650 a 812 euros. Es decir, tendrán que pagar 161 euros más al mes, algo más de 1.900 euros al año. Un encarecimiento que suman al registrado el año pasado. En total, una subida acumulada de más de 4.000 euros en dos años. Sin duda, un importante revés económico para una familia que hasta hace un par de años conseguía irse a dormir sin temer por la solidez de su economía familiar.

Síntomas y solución de la ansiedad financiera

Su situación no es aislada. En España hay algo más de cuatro millones de familias con hipotecas a tipo variable que han recibido una fuerte sacudida por la subida del euríbor y que llevan meses valorando varias opciones para llegar más tranquilos a fin de mes y poder dormir con tranquilidad, desde la posibilidad de cambiar de hipoteca hasta recurrir a la reunificación de sus deudas. Lo que Ramón y Marta sufren, y lo que cada día sufren más hipotecados, es lo que los psicólogos llaman Síndrome de Ansiedad Financiera (SAF).

"Lo hemos identificado en proporción creciente entre las personas que se dirigen a nosotros para la realización de una reestructuración de deudas, cuya culminación, como es lógico, termina con el síndrome, sus efectos y sus síntomas", explica a El Confidencial Luis Javaloyes, consejero delegado de Agencia Negociadora.

Pero ¿en qué consiste este síndrome de ansiedad financiera, cómo se puede identificar y lo que es más importante, cómo se puede acabar con él? Según la psicóloga Ana Isabel Gutiérrez Salegui, "es un estado de estrés generalizado derivado del agobio económico, que se encuadraría dentro de los trastornos adaptativos ansiosos o de los trastornos adaptativos mixtos".

La ansiedad financiera es un estado de estrés generalizado derivado del agobio económico "Cuando sobrevienen problemas de pagos a causa, por ejemplo, de la inflación y de la subida de los tipos de interés, es imprescindible afrontar la situación con serenidad y determinación. Esto, que parece obvio, no lo es tanto: hay una tendencia muy grande a "meter la cabeza bajo tierra" y esperar que escampe. Esto nunca funciona. Realizar una reestructuración de las deudas resuelve de una sola vez el problema, y lo mejor es que lo hace a futuro, no se trata de un apaño", añade Javaloyes.

En todo caso, este experto indica que "es conveniente recortar gastos que no sean necesarios (siempre hay algo) mientras la situación no cambie. También se puede negociar con el banco flexibilidad en el pago de cuotas, o incluso estudiar un cambio de condiciones en la hipoteca, para reducir la cuota".

Eso fue lo que hizo J.C.M. Recurrió a la reunificación de deudas. Con 43 años y un contrato indefinido desde hace más de 20 años, tenía una hipoteca, un préstamo y una tarjeta por las cuales pagaba cada mes 845,05 euros. Tenía algunas demoras. El 22 de mayo del 2023 firmó una operación sobre su vivienda a 30 años y ahora paga una única cuota mensual de 539,75 euros. Esto le supone poder cancelar esas deudas y tener una liquidez. Además de dormir mejor por las noches.

También se puede negociar con el banco flexibilidad en las cuotas, o incluso estudiar un cambio de condiciones y reducir la cuota Las situaciones de ansiedad financiera vividas por Ramón y Marta o de J.C.M. son cada vez más frecuentes entre los españoles, aunque no se encuentren en situaciones de sobreendeudamiento. Y es que no solo se ha disparado la cuota de la hipoteca y el coste de la vida se ha encarecido sustancialmente, sino que la capacidad de ahorro de las familias españolas también se ha reducido de forma significativa en 2022, y lo ha hecho con rapidez a causa del contexto inflacionario del último año, de tal manera que el colchón económico que muchos hogares fueron alimentando durante la pandemia ha ido adelgazando hasta prácticamente desaparecer.

Tanto es así que la tasa de ahorro ha bajado hasta cotas muy similares a la prepandemia, tras dos años en niveles muy superiores a lo normal debido a las restricciones pandémicas. Y las previsiones no son optimistas. CaixaBank Research, por ejemplo, prevé que para 2023 la tasa de ahorro de los hogares vuelva a descender. Todo esto está provocando un importante estrés en muchos hogares.

¿Cómo detectarlo? Frustración, irritabilidad, cefaleas, caída del pelo

"Teniendo en cuenta que el estresor puede ser prolongado en el tiempo y frecuentemente progresivo en tanto en cuanto la situación tiende a empeorar a la vez que los recursos personales para afrontar el estrés decrecen, el síndrome de ansiedad financiera es un estresor creciente, hasta llegar a un punto de inflexión en el que la persona corre el riesgo de rendirse o sufrir consecuencias psicológicas más severas", explica Gutiérrez Salegui.

Hipertensión arterial, cefaleas, problemas digestivos, palpitaciones, alopecia nerviosa, disfunciones sexuales, irritabilidad... En opinión de esta psicóloga, "estaríamos hablando de la dificultad o imposibilidad mantenida en el tiempo de afrontar los incrementos en coste de la vida con el trabajo habitual, las subidas hipotecarias, alquileres, consumos domésticos y cesta de la compra que superan en muchas ocasiones las capacidades económicas de las familias. Una situación que, o bien se ha agravado en el tiempo o alcanza actualmente a un mayor número de hogares que hace unos meses".

Uno de los primeros síntomas, o el primero, según Ana Isabel Gutiérrez Salegui "son los problemas de sueño que a su vez influyen en nuestro estado físico y en nuestro estado de ánimo. Paralelamente, aparecen los pensamientos circulares relacionados con la búsqueda de soluciones, lo que provoca un aumento progresivo de los niveles de ansiedad. El estado de ánimo en esa primera fase está definido por la frustración, la irritabilidad y el malestar que provocan, además que puedan aparecer problemas y conflictos en el entorno más cercano".

"A mayores niveles de estrés mayor incremento de sintomatología", advierte esta psicóloga, "apareciendo síntomas psicosomáticos como hipertensión arterial, cefaleas, problemas digestivos, palpitaciones, dolores precordiales, sensación de opresión en el pecho, problemas dermatológicos, alopecia nerviosa y disfunciones sexuales. El estrés prolongado puede llevar a una fase de agotamiento en la que aparecerá la sintomatología depresiva y correspondiéndose con la búsqueda de soluciones cada vez más desesperadas".

Para mitigar todos estos efectos, esta experta propone que la intervención contemple soluciones viables para el estresor y, también, "trabajar las cogniciones irracionales relacionadas con que nuestra situación económica incida sobre nuestra imagen social y nuestra autoimagen". Sin embargo, y sobre todo, explica Javaloyes, "la mejor manera de terminar con el problema es acabar con lo que lo causa. Solucionar los problemas de pagos termina con el estrés de no poder pagar. Realizar una ordenación definitiva (no temporal) de las finanzas personales o familiares es el camino más directo y eficaz para terminar con los problemas económicos y también con el estrés que pueden generar".

La reunificación de deudas es una de las opciones sobre la mesa, pero también se pueden buscar alternativas para reducir la cuota de la hipoteca. Por ejemplo, pasar de variable a fijo o a mixto. Según los expertos, el hipotecado no logrará pagar la cuota que pagaba antes de la subida del euríbor, pero amortiguará bastante la subida.

También se pueden ampliar los plazos de amortización, disminuyendo así el importe de la cuota, si bien, para algunos expertos esto no es especialmente aconsejable, ya que, a la larga, lo único que se consigue es pagar más intereses. Además, hay que tener margen para poder ampliar el plazo de amortización, y con hipotecas a 30 años, no siempre resulta posible. Aunque lo más importante, según los expertos, es anticiparse a los problemas, para lo cual es necesario tener unas nociones básicas de educación financiera para poder hacer previsiones de futuro y evitar sustos.

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