24/07/2023, La Vanguardia,  Luis Federico Florio

La covid, la inflación y el alza de tipos han dejado a muchos al límite. El Banco de España cifra en unas 770.000 las familias que no cubren sus gastos esenciales –necesidades básicas como alimentación y vivienda– con lo que ingresan en el mes y lo que tienen disponible en el banco. Entre hipotecas, alquileres, facturas y otros gastos, mes tras mes asoma el mismo dilema: ¿qué se puede dejar de pagar o dónde hay que recortar?

Para Patricia Suárez, presidenta de Asufin, la prioridad está clara. La hipoteca debe ser de lo primero a atacar, ya que es lo que tiene más peso. “Muchos quitan todo menos la hipoteca. Pero en los servicios si no pagas te cortan el suministro, y con el préstamo el banco se abre a negociar”, plantea. “Cuando una familia deja de pagar la hipoteca en el 98% de los casos el banco se muestra abierto a buscar una solución. Es mejor empezar por la casa”, sigue. Por lo general ese diálogo no arranca hasta el impago, “porque mientras pagas el banco considera que tienes margen para quitarte otras cosas”. Ahora el cliente también tiene una protección extra con los códigos de buenas prácticas pactadas entre banca y Gobierno.

La hipoteca ofrece más margen temporal, pero puede ser lo más caro de aplazar

El tema no tiene una única alternativa. Oriol Roa, director de la Unió de Consumidors de Catalunya (UCC) apunta que por plazos temporales la hipoteca ofrece más margen de impago, con 12 cuotas (o el 3% de la hipoteca en la primera mitad del plazo de devolución) antes de que se active el trámite de la ejecución. “Pero los intereses de demora son grandes”, advierte. En caso de alquileres, la posibilidad de maniobra es menor, "con una sola cuota nos pueden iniciar un procedimiento judicial".

Opta por otras vías. En servicios como electricidad, agua o gas el impago ofrece un margen de dos meses hasta el corte, pero si se acude a los servicios sociales y se consigue un certificado de vulnerabilidad no habrá suspensión del servicio. En telecomunicaciones, si se impaga el teléfono fijo, al ser considerado servicio básico, el corte no será inmediato, con otros dos meses de margen. “La vivienda es un gasto elevado y el impago de la cantidad más grande puede acarrear más problemas. Primero se puede optar por el impago de suministros básicos o telefonía”. El ahorro es más pequeño, aunque igual con eso ya se marca la diferencia...

Por encima de 50 euros el impago se vuelve problemático, ya que se puede entrar en listas de morosos

El impago no es inocuo. Al plantearse qué hacer, hay una cifra que sobresale. Son las deudas superiores a 50 euros que marcan la barrera para que un particular entre en una lista de morosos. “Aunque la cantidad impagada no sea muy elevada, las consecuencias sí pueden ser importantes”, dice Santiago Casado, director de negocio de créditos vencidos (NPL) de Intrum. Que nuestro nombre y apellidos figuren ahí dificulta acceder a préstamos, hipotecas o un suministro, ejemplifica.

Un reciente estudio de Intrum recogía que el 24% de españoles incumplirá el pago de alguna factura este año para asegurar partidas más importantes, como la vivienda. Las primeras en dejarse de cubrir serían las facturas de compras en línea, los gastos de internet y el teléfono, se detallaba. “Siempre que sea posible hay que evitar el impago de cualquier tipo de factura, es el comienzo de una deuda mayor y con consecuencias diversas. Cobro de intereses, penalizaciones, suspensión del servicio, demandas...”.

Para no llegar al impago, pues, hay que actuar antes.

“Parece una perogrullada afirmar que la manera de que los ingresos lleguen para cubrir los gastos es con un control estricto de estos, pero es la única vía”, comenta Luis Javaloyes, consejero delegado de la fintech de intermediación Agencia Negociadora. Ordenamiento financiero lo llama. A la hora de meter tijera lo primero son “los gastos no fijos, como el ocio –cine, restaurantes...–”. Luego hay que atacar lo prescindible de los gastos fijos, como suscripciones a plataformas –como Netflix– o el gimnasio. La última salida es reducir el gasto en alimentación y ropa.

El momento de desesperación puede llevar a financiar a crédito una deuda que no se cubre. “Supone multiplicar los intereses que se pagan”, alerta Javaloyes. Por ejemplo, el tipo del 3% de la hipoteca se puede convertir en un 25% si se tira de tarjeta. “Financiar deudas con créditos puede ser una solución a corto plazo que implique un problema mayor en el futuro, ya que se corre el riesgo de tampoco poder asumir las cuotas de la nueva financiación”, expone Casado. “La mayoría se endeuda más, lo puede agravar. Se puede entrar en una espiral que es una locura”, lanza Suárez.

Otras salidas a explorar

En los casos en los que la situación ya es estructural y no se llega nunca a cubrir los gastos, sobresalen alternativas como la ley de Segunda Oportunidad, un símil al concurso de las empresas, para ordenar pagos y cargas. “Permite renegociar y reducir el coste”, señala Roa, de la UCC. Javaloyes también apunta a agrupar créditos. “Puede reducir hasta el 80% la carga financiera mensual”, asegura.

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