12/01/2020, ABC, Laura Montero Carretero.

Dinero rápido, a devolver en cómodos plazos y sin apenas requisitos de concesión son los reclamos de las tarjetas «revolving» ante los que han sucumbido miles de clientes en España. Pero tras estas condiciones en apariencia favorables, a las que es complicado resistirse, se esconden unos altos intereses y un sistema de devolución del crédito que lo convierte en una cadena perpetua.

Estos plásticos, que son una tipología especial de tarjeta de crédito, permiten al usuario acceder de manera casi inmediata a una cantidad de dinero, 6.000 euros por ejemplo, para hacer compras y aplazar su devolución en plazos. El prestatario tiene dos opciones: elegir una cuota mensual fija, cuyo mínimo ronda los 20 euros al mes, o escoger qué porcentaje del saldo pendiente quiere devolver cada mes.

Al elegir la cuota que quieren pagar mensualmente, los consumidores tienen la sensación de que pueden asumirla, pero realmente con esa cantidad tan baja están dejando parte de los intereses sin pagar y casi no amortizan capital, de manera que lo que no pagan cada mes se vuelve a incluir en la deuda pendiente dando lugar a nuevos intereses.

«Es una constante recapitalización de esos intereses, con lo que se crea una especie de espiral de sobrecoste y nunca terminas de pagar el préstamo», advierte Patricia Suárez, presidenta de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin). Y pone un ejemplo: si para una deuda de 1.000 euros y un tipo de interés del 25,61% se pagan 25 euros mensuales, y sin añadir ninguna compra que haga incrementar la deuda, se tardaría hasta seis años y 10 meses en devolver la cantidad solicitada, habiéndose abonado 1.031,90 euros en intereses, es decir, la misma cantidad que se adeuda.

«Si se elige una cuota baja, el resultado es lo que llamamos “el pago eterno”. Nunca se termina de pagar porque no se empieza a amortizar», indica Pedro Javaloyes, director del Observatorio de la Financiación Familiar de la Agencia Negociadora de Productos Bancarios.

Según las cifras que maneja la firma independiente de intermediación crediticia, el peso específico de las tarjetas «revolving» en el total de las deudas por crédito al consumo de quienes solicitan una operación de agrupación de deudas no ha hecho sino aumentar: 11% en 2017; 14% en 2018; y 21% en 2019. Y dan un motivo: la facilidad para conseguirlas. El importe medio de lo que se debe en tarjetas «revolving» para casos de refinanciación ha subido de los 5.000 euros de 2018 a los 7.500 euros de 2019. «No es hiperrelevante en el conjunto de la deuda que se refinancia, que suele ser bastante mayor porque incluye la hipoteca de la vivienda, pero es el capítulo que por sí mismo ha crecido más», explican desde Agencia Negociadora.

Alto riesgo

La capacidad de adaptación al cliente que ofrecen estas tarjetas, lejos de ser una ventaja, acaba por convertirse en una losa. «Son productos financieros de alto riesgo porque tienen mucha flexibilidad. La gente esto no lo entiende porque no tiene conocimientos financieros», alerta Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Otra de la cara menos amable de estos productos son los elevados intereses medios que se aplican. El primer barómetro de Asufin dedicado a tarjetas «revolving» –realizado en 2019 en base al estudio de las 13 más representativas que ofrecen los principales operadores del mercado– revela que tienen un tipo de interés medio del 25,2%, más del triple del que rige sobre el crédito al consumo al uso, que a cierre de octubre de 2019 se situó en el 8,3%, según datos del Banco de España.

Una diferencia sobre la que ya se pronunció el Tribunal Supremo en noviembre de 2015, al anular por «usurario» el crédito concedido por Banco Sygma Hispania a un consumidor a un tipo de interés del 24,6%. El Alto Tribunal se basó en la Ley de Represión de la Usura, de 1908, que establece que «será nulo todo contrato de préstamo en que se estipule un interés notablemente superior al normal del dinero y manifiestamente desproporcionado con las circunstancias del caso».

Sin embargo, desde el sector bancario insisten en que el término de comparación no deben ser los créditos al consumo en general sino las tarjetas de crédito (donde se incluyen las «revolving»), que en octubre del pasado ejercicio tuvieron un interés medio del 19,6%. «En el momento de la sentencia no existían referencias de tipo de interés de tarjetas “revolving” como sí hay ahora. Son dos productos diferentes desde el punto de vista comercial y financiero», defienden fuentes financieras.

La Audiencia de Palma ha adoptado este criterio en un reciente fallo, pero ante la falta de unanimidad que han mostrado los tribunales, será decisiva la sentencia del Supremo a raíz del recurso de casación presentado por WiZink, antigua filial de Banco Popular, por el caso de una clienta a la que se había aplicado un 27% TAE.

Fuentes bancarias hacen hincapié en que el fallo del Supremo que se conocerá próximamente «va a clarificar» y que, en cualquier caso, «no ha habido mucha tensión en torno a este tema». «Los bancos cumplen con una regulación estricta, una supervisión exigente y con total transparencia en la relación con el cliente», apuntan diferentes fuentes del sector.

Pero los expertos consultados coinciden en que si el Supremo vuelve a dar la razón al cliente podría desatarse una oleada de demandas en los Juzgados de toda España, que afectarían a entidades de crédito y, en menor medida, a la banca tradicional. El bufete Arriaga Asociados revela a ABC que suman 4.000 casos en estudio y 1.500 demandas presentadas. «De acción principal siempre ponemos la usura y de acción subsidiaria la falta de transparencia, pero en todos nuestros procedimientos nos han estimado la usura», dice Ainoa Amado, abogada del bufete.

Javier Moyano, CEO de Reclama por Mí, plataforma de abogados especializada en reclamaciones de consumidores, subraya que «tenemos una cartera de más de 2.000 nuevos afectados en 2019 que están reclamando por este tipo de créditos. En relación con las demandas, de todas las presentadas hasta el momento tenemos más de 1.500 casos judicializados pendientes de ser resueltos». Desde el despacho afirman que «esto acaba de comenzar» y estiman que en 2020 y en 2021 las reclamaciones aumenten de forma «muy considerable».

Demandas por usura

Así las cosas, tras el escándalo de las cláusulas suelo y las preferentes, el sistema financiero español podría enfrentarse en los próximos años a un nuevo frente judicial por la comercialización de las tarjetas «revolving». «Un gran porcentaje de nuestras demandas están enfocadas en WiZink. Le siguen Bankinter Consumer Finance, Creditea, Cofidis y Carrefour», explica Moyano, y añade que, en menor grado, la banca tradicional también está afectada.

En Asufin, por su parte, tienen interpuestas hasta la fecha 62 demandas, a las que se suman 24 expedientes abiertos, siendo WiZink la entidad implicada en un mayor número de procedimientos, seguida de Cetelem. «Cada vez nos están llegando más consultas», aseguran desde la asociación.

Por el momento, el Banco de España, en su último informe de estabilidad financiera, de otoño de 2019, constata que se ha producido un «importante incremento» de las reclamaciones relacionadas con tarjetas de crédito, así como de los litigios sobre los términos de contratos de crédito «revolving», en particular las tarjetas de pago aplazado. «Esto sugiere un potencial aumento de la litigiosidad en este segmento del negocio bancario», señala el regulador. En 2018, el organismo registró 204 reclamaciones por esta materia y en 2019, con datos provisionales todavía sin cerrar, ascendieron a 595, si bien sus resoluciones no son vinculantes.

Consejos para los usuarios

- Desconfiar de los «chollos». Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, sostiene que «hay que estar alerta» ante cualquier facilidad de crédito que dé un banco o una entidad al consumo. «Los bancos no regalan el dinero», recuerda. Asimismo, recomienda no fiarse de productos financieros que se promocionan por la calle, como ocurre en muchos casos con las «revolving».

- Comparar ofertas y fijarse en la TAE. Un error frecuente que cometen los consumidores es tener en cuenta la cuota que deben abonar mensualmente en lugar de averiguar cuánto pagan de intereses. «Igual que los portátiles o los teléfonos los comparamos con el precio en euros, los productos financieros los debemos comparar con la Tasa Anual Equivalente», explica Ruiz-Dotras.

- Planificar para evitar endeudarse. Con el 2020 recién estrenado, es un gran momento para que los usuarios planifiquen los gastos que van a tener a lo largo del año y ahorren para hacer frente a los proyectos que quieran realizar y a posibles imprevistos. Ruiz-Dotras lanza un mensaje: «Ahora que estamos en enero, mi consejo es apartar un dinero cada mes para gastos extraordinarios en lugar de tomar deudas».

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