30/06/2023, El Mundo, María Hernández

"Llegó un momento en el que no tenía para pagar la hipoteca, ni los recibos de agua, luz y gas, ni casi para comer. Cobraba el día 1 y el día 3 ya no había nada en la cuenta", recuerda, aún con angustia, Susana R. Su situación en los últimos meses se complicó después de que en abril tuviese enfrentarse a la revisión de su hipoteca variable y asumir una cuota 200 euros más cara de la que pagaba hasta entonces. En uno de esos momentos de angustia, se le ocurrió tirar de tarjeta de crédito para hacerlo. "Pensé en ir pagando así, en pequeñas cuotas, y al final acabé metiéndome en un círculo vicioso" de deudas que no paraban de crecer y que casi le pasó por encima.

La hipoteca era la gota que colmaba el vaso de Susana. La revisión se sumaba a otro préstamo para reformas que había solicitado años atrás, a los gastos de su día a día y a las tres tarjetas de crédito que también tenía contratadas. En total, unos 1.200 euros mensuales que se comían casi por completo los 1.400 euros de su sueldo.

Su caso no es el único. En los últimos meses han aumentado de manera considerable las personas que recurren a las tarjetas de crédito para sufragar las cuotas de su préstamo hipotecario y de otros créditos contratados con anterioridad. La propia Susana cuenta a EL MUNDO que tiene amigas en la misma situación y ya les ha recomendado que se olviden de las tarjetas. "No quiero que nadie se vea en la situación que yo me vi. Ha sido horrible", asegura.

Desde Agencia Negociadora, una fintech especializada en la intermediación hipotecaria y la reunificación de deudas, han observado un crecimiento significativo de las familias que tiran de tarjeta como último recurso para afrontar el impacto de la inflación en su vida diaria y en la propia hipoteca. "En muchos casos, ante el agobio de la subida de precios, de no poder hacer frente a todas las financiaciones y presionados por no impagar la cuota hipotecaria, muchas familias están llegando a la situación límite de desembolsar su importe mediante una tarjeta de crédito", explican desde la firma.

"De acuerdo con la mecánica, el pago de la cuota se acumula en el crédito de la tarjeta que, a su vez, se aplaza, convirtiendo un préstamo a bajo interés y largo plazo (la hipoteca, en el entorno del 4% actualmente) en uno de altísimo interés y corto plazo (en el entorno del 25% TAE anual). Se refinancia el crédito más barato al tipo más caro. La operativa se repite tantas veces como límite disponible tengan las tarjetas de crédito, incluso suscribiendo la contratación de más tarjetas", añaden.

La situación da una idea de la presión que el encarecimiento de las hipotecas está ejerciendo cada vez sobre más hogares. La subida de tipos que el Banco Central Europeo (BCE) inició en julio de 2022, hace ahora un año, ha impulsado de manera paralela al Euríbor, que a punto de cerrar junio sitúa su media mensual rozando el 4%. Nunca antes el indicador al que se referencian la mayoría de las hipotecas variables en España había escalado tanto en tan poco tiempo, y esa velocidad vertiginosa ha disparado las cuotas que deben asumir los hipotecados [variables] hasta casi 300 euros más cada mes

A ese incremento se suma la inflación del coste de la vida y la erosión que ejerce dicha inflación en el ahorro y el poder adquisitivo doméstico. El resultado es que muchos hogares han sobrepasado los niveles de endeudamiento que se consideran saludables -que oscilan entre el 30% y el 35% de los ingresos disponibles- y están optando por alternativas que, como en el caso de las tarjetas de crédito, suponen un riesgo de endeudamiento aún mayor.

Susana acabó recurriendo a la Agencia Negociadora y a la reagrupación de créditos para buscar una salida a su asfixiante situación y, tras un proceso de negociación, ha conseguido reunir todos sus préstamos en una única hipoteca mixta, frente a la variable que tenía previamente. "Me han reducido la cuota de todo a 500 euros mensuales y me han ampliado tres años el plazo de amortización. Los primeros cinco años tengo un préstamo fijo del 5,75% y pasado ese periodo, se convertirá en variable".

Renegociaciones

Los cambios en las condiciones hipotecarias están a la orden del día. O el intento de cambio, al menos. El encarecimiento de las hipotecas ha generado un aluvión de peticiones a los bancos para renegociar los créditos vigentes y también un crecimiento exponencial de las amortizaciones totales y parciales. "En nuestras oficinas han aumentado casi un 200% las peticiones de gente que quiere cambiar de tipo variable a tipo fijo", asegura Ricardo Gulias, consejero delegado de la firma de intermediación RN Tu Solución Hipotecaria.

Gulias asegura, además, que las entidades están "megareceptivas" ante estas solicitudes y que en muchos casos acceden a cursar esos cambios porque el perfil de los hipotecados suele ser fiable y les resulta rentable. "Toda la banca está por la labor del robo de hipotecas", dice el experto.

En cuanto a las cancelaciones, el responsable de RN Tu Solución Hipotecaria apunta que la falta de remuneración del ahorro también las está alentando. "Gente que firmó hipotecas en 2005 o 2006 y han tenido capacidad de ahorro cuando el Euríbor ha estado en tipos negativos, ahora están usando ese dinero para cancelar sus hipotecas o parte de ellas", señala.

Las entidades llevan advirtiendo de que esta tendencia va en aumento desde comienzos de año y en el sector dan por hecho que se mantendrá en estos meses, a medida que concluya la traslación de la subida de tipos a toda su cartera hipotecaria.

Sin embargo, consideran que la situación en cuanto a la presión hipotecaria, por el momento, no es alarmante. Los niveles de mora se mantienen en mínimos históricos y las solicitudes para adherirse al Código de Buenas Prácticas y a la ampliación para familias en riesgo de vulnerabilidad que acordaron a principios de año con el Gobierno son relativamente bajas. Según las cifras presentadas este jueves por las patronales del sector tras su reunión con la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, los bancos han recibido un total de 33.000 solicitudes de adhesión entre enero y mayo -frente al millón que estimaba el Ejecutivo-, si bien el número de aceptaciones es sensiblemente inferior porque muchas de los solicitantes no cumplen los requisitos establecidos.

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